A Roque de Martivón Galindo

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Dos poemas de la escritora salvadoreña Martivón Galindo, en homenaje a Roque Dalton

 

Por Martivón Galingo

 

(I)

 

“A un poeta revolucionario”

Poema-canción del libro LA TORMENTA RODANDO POR LA CUESTA

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas

Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta

No dejes que tus labios hallen mis once letras

Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio”

 

Roque Dalton García

 

Tú el eterno discriminado

rebelde y vagabundo

Hombre sin patria, miserable

Revoltoso y marginado

Te quiero expresar mi admiración

 

Eterno enamorado de la justicia

de la revolución hecha poesía

y la poesía hecha revolución

 

Leerte es recordarte siempre

y ser tu amiga sin haberte conocido

Viajero incansable con tu casa a cuestas

no necesitabas nada

en ti llevabas todo

 

Joven eterno visionario

adolorido de tu patria mancillada

Hermano universal de los hambrientos

 

Cuantas veces titubeaste y maldijiste:

“Un día de éstos me compro una pistola”

creciste más hombre en tu apostolado militante

 

Vive en pie de guerra

amigo de los tiempos nuevos

 

Las cárceles supieron de tu palabra

y en ellas tu voz se hizo más fuerte

 

Voz de los que no pueden hablar

de los que no podemos

de los que no queremos

 

Pequeños cobardes minimizados

por la gigantesca voz de tu enseñanza

 

Roque Dalton García

has ganado el silencio

 

(II)

 

¿Y es que existió alguna vez un Roque?

 

Porque sé que has muerto

Porque amaste mucho

Porque sólo buscabas un poco de ternura

Quisiera no pronunciar tu nombre

Y guardarte tu ganado silencio

 

Perdona tú

chabacán de barrio

profanador de todo

niño malcriado eterno

Perdona que vuelva a revolver

lo enterrado y prohibido

 

Pero es que cuesta entender

que no te matara el enemigo

Hubiera sido más sencillo

hablar de ti en los discursos

más fácil poner tu nombre en placas

hacer un festival poético

de poetas clandestinos

 

Porque yo amigo mío te ansiaba octogenario

y que volvieras a pedir

el peso de conchas con chile un día

Yo…qué tonta

esperaba verte

en la Plaza Libertad leyendo tu poesía

 

Y quién sabe

si no hubiera sido mejor

si allá en Checoslovaquia

te hubieras encontrado la pistola

Ya sé que ha muchos años de esto

que no te conocía

con la realidad exigida

 

Pero compañero, amigo, poeta, hermano

te presentía a través de tus fantasmas

tu cólera y tu ternura

y aún no puedo comprender

que a ti Quijote te ejecutara Sancho

 

¿Y qué responderemos a nuestros niños

en las aulas blancas

cuando cuestionen la historia

la política

la moral de estos días?

¿Cómo justificaremos

nuestro silencio ante tu muerte?

 

Porque los que ampliaron el canal de Panamá

Los comelotodo

Los sabelotodo

Los guanacos

Tus hermanos

van a despertar un día

con un ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Quién?

 

Y cómo nombrarte entonces

si las piedras que te arrojaron

venían de tu hermano?

¿Cómo callar y hablar sólo

de tus historias prohibidas

de tus tabernas o de otros lugares

y del pobrecito poeta que eras tú?

 

Porque al fin y al cabo

¿Es que existió alguna vez un Roque?

 

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